El Caballito (constelación)

La constelación del Caballito está situada en el hemisferio norte de la esfera celeste. Fue descrita por Claudio Ptolomeo en el Almagesto (siglo II), formando parte de las 48 constelaciones antiguas. El Caballito es una constelación que representa a Celeris, el hermano de Pegaso, otra constelación cercana. Se trata de la segunda constelación más pequeña, solo superada por la Cruz del Sur.

Esta constelación ocupa una superficie de 71,6° cuadrados, en los que contiene un total de 4 objetos NGC, ningún objeto Messier y ningún objeto Caldwell. La estrella más brillante del Caballito es Kitalpha. En cuanto a su nomenclatura, su abreviatura es Equ, su nombre en latín es Equuleus y su genitivo es Equulei. Tiene un total de 16 estrellas (de magnitud visual < 6,5).

Carta celeste de la constelación del Caballito
Carta celeste de la constelación del Caballito
Leyenda de la carta celeste

Leyenda: en la carta celeste se muestra la cuadrícula de las coordenadas ecuatoriales. Las estrellas se representan en color blanco, y su tamaño se relaciona con su magnitud absoluta redondeada al entero más cercano. Las etiquetas de las estrellas siguen la denominación de Bayer. En algunas cartas celestes se ve representada la eclíptica en color azul claro.

Localización

El Caballito es una constelación que está localizada cerca de otra pequeña constelación de origen igualmente remoto: el Delfín. Para encontrar el Caballito en la bóveda celeste hay que observar el firmamento al este del rombo del Delfín. Veremos, no sin dificultades, un pentágono irregular compuesto de pequeñas estrellas de magnitud cuatro o superior: ésta es la constelación que estamos buscando.

El Caballito tiene 3 constelaciones colindantes:

Coordenadas

La constelación del Caballito es más visible avanzado el verano y durante el otoño, cuando pasa en oposición al Sol. El fenómeno ocurre hacia el 10 de agosto. Abarca una región del cielo comprendida entre las 20 horas 56 minutos y las 21 horas 25 minutos de ascensión recta, y entre 2° y 13° de declinación, aproximadamente.

Estrellas notables

Podemos empezar la exploración de este grupito de estrellas partiendo de la más luminosa, Alfa Equulei o Kitalpha, con una magnitud de 3,9. El nombre de Kitalpha significa «parte de un caballo». Su luz amarilla nos llega después de haber recorrido un camino de 186 años luz, y nos proporciona una valiosa información: este astro posee una compañera no separable con los telescopios terrestres, pero sí detectable con técnicas espectroscópicas. Las dos componentes están separadas visualmente 0,01 segundos de arco.

Una estrella enigmática es Gamma Equulei, una variable que oscila entre las magnitudes 4,6 y 4,8. Resulta problemática porque no puede establecerse para ella un período de variabilidad unívoco. Pertenece a una clase de objetos con fuertes campos magnéticos en su superficie que varían con el tiempo.

El espectro de Gamma Equulei también muestra alteraciones. Normalmente, se le atribuye un período de 314 días, pero si también se tienen en cuenta las variaciones de los campos magnéticos y del espectro, se observan períodos que van desde poco más de dos semanas hasta 72 años.

Bastante menos complicada es Delta Equulei, con una magnitud aparente de 4,47. Se trata de una estrella binaria compuesta por un par de astros que orbitan uno alrededor del otro. Las dos estrellas en cuestión, Delta Equulei A y Delta Equulei B, tienen magnitudes de 5,2 y 5,3, respectivamente, y el período orbital es de 5,7 años, con una separación que oscila de 0,37 a 0,1 segundos de arco.

Delta Equulei es una de las estrella binarias visibles y conocidas con un período más breve: en general, podemos distinguir dos estrellas que giran una alrededor de la otra solo si están suficientemente alejadas entre sí. Pero esto significa que el período de rotación ha de ser grande. En el caso de Delta Equulei tenemos suerte, porque podemos distinguir las dos estrellas, aunque solo con instrumentos potentes, y observar su movimiento orbital en el lapso de unos pocos años. Esto se debe a la relativa proximidad del sistema, que está tan solo a 59 años luz de nosotros. Aproximadamente a 48 segundos de arco de la más luminosa de las dos estrellas, puede observarse un tercer astro de magnitud 9,4.

Épsilon Equulei también es un sistema compuesto: se trata de un sistema estelar formado por cinco estrellas. Se encuentra a 176 años luz de nuestro sistema solar y tiene una magnitud aparente de 5,3. Este sistema estelar tiene una edad aproximada de unos 2200 millones de años.

Las dos estrellas más brillantes de Épsilon Equulei se llaman Épsilon Equulei A y Épsilon Equulei B, con magnitudes de 6 y 6,3. Estas dos estrellas efectúan un movimiento orbital en un período de 101 años, y su separación oscila de 0,1 a 1 segundo de arco. Épsilon Equulei A es a su vez una binaria espectroscópica.

Las otras dos componentes restantes de Épsilon Equulei se llaman Épsilon Equulei C y Épsilon Equulei D. La primera se encuentra visualmente separada unos 10 segundos de arco del par de estrellas AB, con una magnitud de 7,3. La quinta estrella de este sistema (Épsilon Equulei D) tiene una magnitud aparente de 12,4.

Objetos notables

Debido al diminuto tamaño de la constelación del Caballito y a su distancia respecto al plano de la Vía Láctea, existen pocos objetos notables y de interés. El Caballito contiene solamente un total de 4 objetos del catálogo NGC: las galaxias NGC 7015, NGC 7040, NGC 7045 y NGC 7046.

Mitología

El origen del Caballito no está muy claro, aunque lo cierto es que se remonta a la antigüedad clásica. La primera indicación segura de esta pequeña constelación se encuentra en la obra de Ptolomeo, el gran astrónomo griego.

Lámina antigua de la constelación del Caballito
Representación de la constelación del Caballito en la carta X de la Uranographia de Johann Bode (1801). El Caballito aparece junto a la cabeza de Pegaso.

El Caballito nos recueda la leyenda de Hipea, hija del centauro Quirón. Seducida por Eolo, Hipea huyó de las iras de su padre y se refugió en las montañas. Allí pasó su embarazo y dio a luz una niña. Pero Quirón halló su pista. Viéndose descubierta, Hipea se dirigió a los dioses que, benévolamente, la transformaron en una yegua. Fue Artemis quien más tarde la puso en el firmamento como constelación.