Asteroides

Los asteroides son otros cuerpos menores que existen en el sistema solar, junto con el Sol y los planetas. Su ubicación es entre las órbitas de Marte y Júpiter. Estos pequeños cuerpos son de tipo rocoso y también orbitan en torno al Sol.

El asteroide Gaspra
El asteroide (951) Gaspra. Mosaico de dos imágenes realizadas por la sonda espacial Galileo de la NASA el 29 de octubre de 1991. Crédito de imagen: NASA/JPL/USGS.

Aunque sus características son similares a las de los cuerpos mayores, el tamaño de los asteroides es demasiado pequeño para que puedan ser clasificados como planetas enanos. En virtud de su menor tamaño poseen una gravedad reducida y, por consiguiente, no están en condiciones de retener átomos y moléculas de gas como lo hacen los demás planetas. Están completamente desprovistos de atmósfera.

Características físicas de los asteroides

Estos pequeños cuerpos tienen tamaños muy variables. Los de grandes dimensiones poseen diámetros que alcanzan los 500 km, como es el caso de Vesta y Pallas. Los que son más pequeños tienen tamaños de hasta unos pocos metros, como es el caso de 2015 T25, que tiene un diámetro de 2 metros.

La mayor parte de estos cuerpos menores, probablemente cientos de miles, se concentran en una región situada entre las órbitas de Marte y Júpiter, a una distancia de unas 2 UA del Sol. Se disponen formando una franja conocida como Cinturón de asteroides cuyo espesor varía entre 100 y 300 millones de kilómetros.

En ciertas zonas del cinturón, las llamadas Lagunas de Kirkwood, la densidad numérica de cuerpos disminuye sensiblemente debido a la influencia gravitacional de Júpiter. Según algunas teorías, los asteroides podrían ser restos de un supuesto planeta primordial que habría orbitado alrededor de Marte y Júpiter y habría sido destruido hace cientos de millones de años por una gigantesca colisión.

La morfología de un asteroide suele deducirse del estudio de la variación de luminosidad en el curso de la rotación sobre sí mismo. En efecto, estas pequeñas rocas no emiten luz propia, sino que son visibles porque reflejan luz solar. Al girar sobre sí mismos muestran al Sol partes diferentes de su superficie; como son cuerpos de forma irregular, la cantidad de luz que reflejan varía. Los asteroides se pueden clasificar según su albedo.

Descubrimiento

El primer asteroide que se descubrió fue Ceres, y actualmente ya no es un asteroide, sino que es un planeta enano. Ceres tiene un diámetro de 939,4 km y una masa que representa 1/3 de la masa total del Cinturón de asteroides. Ceres había sido considerado el asteroide más grande, pero el 24 de agosto de 2006 la UAI lo clasificó como planeta enano, pasando a ser el más pequeño de esta categoría.

Fechas de descubrimiento:

1 Ceres 1801 (clasificado a planeta enano el 2006)
2 Pallas 1802
3 Juno 1804
4 Vesta 1807
5 Astraea 1845
6 Hebe julio de 1847
7 Iris agosto de 1847
8 Flora octubre de 1847
9 Metis 25 de abril de 1848
10 Hygiea 12 de abril de 1849

Se descubrieron decenas de asteroides en 1849. La cifra de los cien primeros asteroides se alcanzó en 1868; la cifra de mil se alcanzó en 1921; la de los diez mil se alcanzó en 1989; los cien mil se alcanzaron en 2005; y finalmente se ha descubierto más de un millón de asteroides, cifra alcanzada el año 2020.

Meteoroides y meteoritos

Los fragmentos de asteroides que van a chocar con la Tierra se llaman también meteoroides. Cuando un meteoroide entra en la atmósfera terrestre a elevada velocidad, el rozamiento genera un intenso calor que lo reduce a polvo, produciendo una estela de luz en el cielo. En tal caso, se habla de meteoros. Si el meteoroide no se quema completamente al atravesar nuestra atmósfera, el fragmento que sobrevive puede llegar a golpear la Tierra. En este caso se habla de un meteorito.

De todos los meteoritos caídos sobre nuestro planeta, cerca del 95% están formados por silicatos, mientras que el 5% constan de hierro y níquel. Algunos meteoritos, de tipo rocoso, son los más difíciles de identificar porque su composición química es muy similar a la de las rocas terrestres y se confunden con ellas muy fácilmente.

Distribución de los asteroides en el sistema solar

  • Asteroides cercanos a la Tierra (ACT)
  • Asteroides del cinturón principal
  • Asteroides troyanos o errantes
  • Asteroides centauros

Asteroides cercanos a la Tierra (ACT)

Los asteroides ACT son aquellos cuyas órbitas están muy cerca de la órbita de la Tierra. En muchas ocasiones, las órbitas de estos cuerpos pueden suponer un peligro por una posible colisión. Dos de los más conocidos y que han sido visitados por naves espaciales son (433) Eros y (25143) Itokawa.

Se ha catalogado aproximadamente 1000 asteroides del tipo ACT con un diámetro de 32 kilómetros, pero probablemente existen decenas de miles de estos cuerpos con unas dimensiones de entre 1 y 2000 metros.

Hay tres familias de asteroides cercanos a la Tierra (ACT):

  1. Los asteroides de Atón
  2. Los asteroides de Apolo
  3. Los asteroides de Amor

1. Los asteroides de Atón

Que tienen una distancia de su órbita al Sol cercana a 1 UA, lo que quiere decir que están prácticamente dentro de la órbita de la Tierra. Además, si algunos de estos asteroides no llegan a cruzar la órbita terrestre se les llama asteroides Apohele.

2. Los asteroides de Apolo

Son aquellos cuya órbita es un poco más grande que la de la Tierra, por lo tanto, superior a 1 UA. Estos asteroides siempre cruzan la órbita terrestre.

3. Los asteroides de Amor

Son aquellos cuya órbita queda entre la órbita de la Tierra y la de Marte, llegando a cruzar frecuentemente la órbita de Marte, pero no la de nuestro planeta. Su perihelio es mayor que el afelio terrestre e inferior a 1,3 UA.

Asteroides del cinturón principal

La mayoría de los asteroides conocidos se encuentran en el Cinturón de asteroides, entre las órbitas de Marte y Júpiter, con una excentricidad relativamente baja. Se estima que en esta zona existen entre 1,1 y 1,9 millones de asteroides de más de 1 km de diámetro, y millones de asteroides más pequeños. Se cree que estos asteroides son restos del disco protoplanetario, de cuando se formó el sistema solar.

Asteroides troyanos o errantes

Algunos asteroides son errantes, es decir, no están concentrados en el cinturón, pues gravitan en torno al Sol en la misma órbita que Júpiter y están concentrados en dos grupos distintos que preceden o siguen, respectivamente, el planeta a unos 60 grados.

Se trata de los asteroides troyanos, llamados así porque se les ha atribuido nombres de héroes de la guerra de Troya. Otros, como Hidalgo, fueron expulsados del cinturón debido a colisiones múltiples con otros cuerpos y atraídos por la influencia gravitacional de Júpiter.

El planeta Marte también tiene al menos un asteroide troyano en su órbita, el conocido (5261) Eureka; y Neptuno tiene al menos cinco troyanos en su órbita.

Asteroides centauros

Este tipo de asteroides son los que se encuentran en la parte externa de nuestro sistema planetario, y orbitan entre los grandes planetas. Por ejemplo, el asteroide centauro (2060) Quirón orbita entre los planetas Saturno y Urano, y el asteroide (5335) Damocles orbita entre los planetas Marte y Urano.

La probabilidad de colisión con la Tierra

La probabilidad de que un asteroide pueda interceptar la Tierra en una fase de su órbita es más bien baja, pero en absoluto desdeñable en el caso de objetos de gran tamaño. Los cráteres que todavía hoy se observan en algunas regiones de la Tierra demuestran que, en un pasado lejano, nuestro planeta sufrió el impacto de cuerpos celestes de notable tamaño.

En particular, según las teorías más difundidas, la extinción de los dinosaurios fue debida al impacto sobre la superficie terrestre de un objeto rocoso de al menos 10 km de diámetro acaecido hace 65 millones de años.

Portadores de vida

Para algunos estudiosos, estas grandes rocas viajeras del espacio pudieron haber traído la vida a la Tierra. Según el astrónomo inglés Fred Hoyle, habrían traído algunos microorganismos y sustancias orgánicas elementales a partir de los cuales se habría desarrollado luego toda la cadena biológica. Estas sustancias, al viajar por el espacio dentro de las rocas, habrían quedado protegidas de los rayos UV del Sol hasta llegar a nuestro planeta.